Próxima novela: REBELDÍA FRENTE A NUESTROS JUECES (de servidores de la Ley, han pasado a ser sus amos)


CAPITULO II

Tragedias

La vida se acabó para la familia Meño

El tres de julio de 1989, Antonio Meño Ortega, que contaba con 20 años de edad, se sometió a una sencilla operación estética de nariz, que no resultaba siquiera necesaria. Era un chico guapo y el defecto en su nariz solo lo veía él.

La intervención quirúrgica se realizó con anestesia general y duró según el cirujano que la realizó unos 20 o 25 minutos. El anestesista indicó más del doble, una hora, diferencia injustificable en dos profesionales que habían realizado juntos múltiples rinoplastias. Un desfase tan grande que invita a pensar que algo extraño pasó que alargó el tiempo que Antonio debió estar en la mesa de operaciones.

Del quirófano salió el hijo de Antonio y Juana en coma vigil irreversible. Con las funciones intelectivas y cognoscitivas completamente abolidas y dependiendo total y absolutamente de los demás para sus necesidades más elementales. Así lo certificó el médico forense.

El joven Antonio estudiaba Derecho para ayudar a los demás y nadie puede ayudarle ya a él. Su desconexión con el mundo circundante se apagó hace más de veinte años

Desde ese día a sus padres les cambió radicalmente la vida. Cerraron su negocio de frutería en el que trabajaba el joven Antonio, compaginándolo con sus estudios, y pasaron a dedicarse por entero a su cuidado, desatendiendo incluso a sus otros hijos que llegaron a sentirse marginados. Debieron ambos olvidar lo que significa salir al cine, dar un paseo, tomar un aperitivo, ir de compras, disfrutar de vacaciones o tener un mínimo descanso. Su horizonte pasó a ser el cabezal de la cama en la que se encontraba inerme su hijo. La visión del mundo se redujo para ellos a cuatro paredes.

Menos mal que la sentencia que esperaban iba a darles, como así fue, la indemnización que permitiría cubrir las atenciones que el desafortunado Antonio debía recibir las 24 horas del día, hasta el final de su existencia. Un relevo en su cuidado.

Según recoge esa sentencia del Juzgado de Instrucción nº 19 de Madrid que condenara al anestesista, este, sin existir evidentes signos de que Antonio hubiera recuperado la respiración espontánea y precipitándose en el tiempo, procedió a su extubación. A los cuatro o cinco segundos de haberle retirado el tubo le sobrevino un vómito y debido a su falta de reflejos por no haber recuperado la respiración espontánea, no lo pudo expulsar ni tragar, aspirándolo por vía aérea y causándole un broncoespasmo que le dejó sin oxígeno. Una clara negligencia médica que daba paso al dinero que la familia Meño necesitaba.

Sin embargo el anestesista recurrió en apelación y la Audiencia Provincial de Madrid, Sección Séptima, revocó la sentencia dictada en primera instancia, absolviéndole y dejando a la víctima sin reparación económica alguna.

Cerrada la vía penal acudieron a la civil. Y perdieron en primera instancia y en apelación y en casación. Teniendo razón perdieron. Y como hemos dicho se les pide ahora ¡cuatrocientos mil euros!
para pagar a los procuradores y abogados del anestesista, la Clínica y las compañías aseguradoras.

¿Podemos hacernos una idea de lo que significa tener un hijo postrado permanentemente en una cama, que no puede moverse ni pronunciar siquiera una palabra o emitir un gesto?

¿Somos conscientes de los esfuerzos que han de hacerse para mover un cuerpo de 90 kilos y realizarlo con la frecuencia necesaria todos los días con sus noches, como si fuera un bebé, para que no se le ocasionen escaras, lavarlo y cambiarlo?

¿Nos imaginamos lo que supone vivir durante 20 años temiendo que le ocurra algo a nuestro hijo, indefenso frente a todo y frente a todos, por no contar con ayuda alguna e irnos sintiendo cada vez más viejos y con menos fuerzas para cuidarlo?

¿Sabemos lo que se siente cuando te quieren embargar lo poco que tienes a los 65 años, con el fin de cobrarse unas costas que ni te dejaron impugnar, por negarte hasta la Justicia jurídica gratuita a la que tienes derecho?

¿Nos damos cuenta de lo que es que nos dejen solos con ese dolor e indefensos frente a unas actuaciones equivocadas de nuestros jueces?

Si es así todos vemos en la familia Meño a un volcán sin actividad durante 20 años, pero a punto de entrar en erupción. Una seria amenaza para el propio Estado, cuyos dirigentes siguen sin querer enterarse de que Juana y Antonio llevan ya doce días durmiendo en la calle, con su hijo, porque han dicho basta al peso tan tremendo con que injustamente les cargó la vida.

4 comentarios:

  1. A mi buitre
    Este buitre voraz de ceño torvo
    que me devora las entrañas fiero
    y es mi único y constante compañero
    labra mis penas con su pico corvo.

    El día en que le toque el postrer sorbo
    apurar de mi negra sangre, quiero
    que me dejéis con él solo y señero
    un momento, sin nadie como estorbo.

    Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía,
    mientras él mi último despojo traga,
    sorprender en sus ojos la sombría

    mirada al ver la suerte que le amaga
    sin esta presa en que satisfacía
    el hambre atroz que nunca se le apaga.
    De Miguel de Unamuno.

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  2. La verdad es que parece mentira que estas cosas sucedan en España

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  3. Me han informado de vuestro blog , pues creo que los medios de comunicacion no hacen justicia contando las cosas que pasa

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  4. Carlos Cortés Sánchez20 de septiembre de 2009, 8:11

    Lo sucedido, y lo que sigue sucediéndose con esta familia, clama al cielo.
    Al cielo en general, y más concretamente, al cielo de España, bajo el cual nos cobijamos todos.
    Pero yo me pregunto: ¿Quién les ha dado a los jueces españoles esa patente de corso de que gozan?
    Pero no sólo a los Jueces... También a los políticos, que están viendo estas cosas, y miran para otro lado.
    Y a los Fiscales, que se hallan con este tipo de injusticias, y no levantan un dedo para subsanarlas.
    Pero...¿Qué decir también de todos nosotros, que teniendo en nuestras manos la libertad, que nos concedió nuestra Constitución de 1978, junto al derecho de tener un Jurado nuestro, para evitar las cacicadas y prevaricaciones de Jueces y Fiscales, no nos levantamos en pie de guerra, hasta conseguir ponerlo en práctica, y que sea nuestro máximo referente cada vez que un Juez o un Fiscal pisotea nuestros derechos de cara a la Justicia?
    El sistema judicial español goza de puerta hacia adentro de una salud estupenda: buenos sueldos, privilegios, inmunidades, vacaciones seguras y la inmensa satisfacción del solucionarlo todo "quia nominor leo"; pero de puertas hacia fuera, es decir: de cara al usuario es un sistema despótico, afectado del cáncer de la usurpación de funciones: los que debían ser servidores de la Justicia, usan y abusan de ésta según su albedrío. Nunca se equivocan... Nunca tienen que rendir cuentas a nadie...Son infalibles...Se tapan los unos a los otros...Se lo han montado de tal manera, que incluso cuando te dejan abierta la puerta hacia un recurso, te la vuelven a cerrar con la misma facilidad con la que te la abrieron, y así sucesivamente...Cuando llegas a la última, ya te has desangrado por el camino entre honorarios a abogados y procuradores, costas, etc.
    Y de esta manera somos un pueblo humillado y oprimido precisamente por aquéllos, que deberían ser los garantes de nuestros derecho y libertades.
    ¡Señores políticos, y si no, Majestad, queremos cuanto antes activar la Ley del Jurado, e imponerla y difundirla, para que todos podamos recurrir a ella!
    No estamos pidiendo ningún favor...Sólo lo que por nuestra Constitución nos corresponde.

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